martes, 22 de marzo de 2011

Reflexiones de Fidel Castro:

Reflexiones de Fidel Castro:

Los zapaticos me aprietan

(El líder de la Revolución sostiene que mientras los reactores
siniestrados despiden humo radiactivo en Japón y Libia es bombardeada,
Barack Obama, en Chile, intentaba hacer creer en sus buenas
intenciones hacia Nuestra América, una región donde tampoco nadie
podría aplaudir hoy 50 años de bloqueo y agresiones contra Cuba)


Mientras los reactores siniestrados despiden humo radiactivo en Japón,
y aviones de monstruosa estampa y submarinos nucleares lanzan
mortíferas cargas teledirigidas sobre Libia, un país norteafricano del
Tercer Mundo con apenas seis millones de habitantes, Barack Obama le
hacía a los chilenos un cuento parecido a los que yo escuchaba cuando
tenía 4 años: “Los zapaticos me aprietan, las medias me dan calor; y
el besito que me diste, lo llevo en el corazón”.

Algunos de sus oyentes quedaron pasmados en aquel “Centro Cultural” en
Santiago de Chile.

Cuando el Presidente miró ansioso al público tras mencionar a la
pérfida Cuba, esperando una explosión de aplausos, hubo un glacial
silencio. A sus espaldas, ¡ah, dichosa casualidad!, entre las demás
banderas latinoamericanas, estaba exactamente la de Cuba.

Si se volteaba un segundo sobre su hombro derecho habría visto, como
una sombra, el símbolo de la Revolución en la Isla rebelde que su
poderoso país quiso, pero no pudo destruir.

Cualquier persona sería, sin duda, extraordinariamente optimista si
espera que los pueblos de Nuestra América aplaudan el 50 aniversario
de la invasión mercenaria de Girón, 50 años de cruel bloqueo económico
de un país hermano, 50 años de amenazas y atentados terroristas que
costaron miles de vidas, 50 años de proyectos de asesinato de los
líderes del histórico proceso.

Me sentí aludido en sus palabras.

Presté, efectivamente, mis servicios a la Revolución durante mucho
tiempo, pero nunca eludí riesgos ni violé principios constitucionales,
ideológicos o éticos; lamento no haber dispuesto de más salud para
seguir sirviéndola.

Renuncié sin vacilación a todos mis cargos estatales y políticos,
incluso al de Primer Secretario del Partido, cuando enfermé y nunca
intenté ejercerlos después de la Proclama del 31 de julio de 2006, ni
cuando recuperé parcialmente mi salud más de un año después, aunque
todos continuaban titulándome afectuosamente de esa forma.

Pero sigo y seguiré siendo como prometí: un soldado de las ideas,
mientras pueda pensar o respirar.

Cuando a Obama lo interrogaron sobre el golpe de Estado contra el
heroico presidente Salvador Allende, promovido como otros muchos por
Estados Unidos, y la misteriosa muerte de Eduardo Frei Montalva,
asesinado por agentes de la DINA, una creación del Gobierno
norteamericano, perdió su presencia de ánimo y comenzó a tartamudear.

Fue certero, sin duda, el comentario de la televisión de Chile al
final de su discurso, cuando expresó que Obama ya no tenía nada que
ofrecer al hemisferio.

Yo, por mi parte, no quiero dar la impresión de que experimento odio a
su persona, y mucho menos hacia el pueblo de Estados Unidos, al que
reconozco el aporte de muchos de sus hijos a la cultura y a la ciencia.

Obama tiene ahora por delante un viaje a El Salvador mañana martes.
Allí tendrá que inventar bastante, porque en esa hermana nación
centroamericana, las armas y los entrenadores que recibió de los
gobiernos de su país, derramaron mucha sangre.

Le deseo buen viaje y un poco más de sensatez.


Fidel Castro Ruz
Marzo 21 de 2011
(tomado de Juventud Rebelde, martes, 22 de marzo de 2011)
http://www.juventudrebelde.cu/especiales/fidel-castro/reflexiones/2011-03-22/los-zapaticos-me-aprietan/

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